domingo, 25 de marzo de 2012

Kawasaki Versys Tourer 650

Definiéndose en estilo

La Versys no es de esas motos que te hacen girar la cabeza al verlas pasar. Tampoco acostumbra a ser el objeto del deseo de jóvenes moteros fácilmente enamoradizos; apasionados que sólo encuentran satisfacción subidos a lomos de la última novedad tecnológica. Y si al principio el amor lo perdona todo, la convivencia y la rutina acaban pasando factura; la mayoría de las veces en forma de divorcio. Y es que llega un momento en que unas buenas llantas de magnesio, unos hidráulicos regulables en alta, la fibra de carbono o las miradas al aparcar frente al bar de moda, ya no compensan las incomodidades, las limitaciones y el elevado coste de mantenimiento. Pero la juventud es una “enfermedad” que se cura con el tiempo, y uno de los primeros síntomas para detectar que la dolencia remite, es dejar de pensar en compartir tu vida con motos de más 160 caballos y empezar a fijarte en motos más amables, amigas; como la Versys. Motos con las que podrás ir a trabajar cada día sin demasiados problemas, viajar en pareja agradablemente, soportar un coste de mantenimiento razonable y si se tercia, seguirle la estela a algunos de tus amigos con síndrome de Peter Pan encima de una RR. Quizás lleguen antes al bar, pero se morirán de envida al ver cómo te bajas de la moto más fresco que una rosa, mientras ellos fingen seguir siendo jóvenes disimulando el dolor en las muñecas, cuello y espalda. Son motos a las que te acercas movido por la razón y por las que acabas sintiendo algo más que amistad. El roce hace el cariño. Además, sirven de refugio para los que nos resistimos a caer en las garras de los cada vez más sugerentes y rápidos maxiscooters modernos por ser eso, scooters y no motos...



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